San Juan Chamula
Chamula se muestra como un pueblo especialmente humilde y feo. Cubierto de casas de una o dos plantas, construidas con materiales muy baratos y asequibles: bloques de hormigón, ladrillos, maderas y cemento.
Muchas de las viviendas ni siquiera están pintadas o enlucidas por lo que tienen un aspecto desaliñado, como sin acabar y el conjunto carece del más mínimo plan urbanístico. No hay grandes monumentos, salvo la iglesia, que ver en San Juan Chamula. La riqueza de la aldea tzotzil reside en sus gentes que han sabido mantener sus tradiciones y cultos prehispánicos.
El edificio más destacable de Chamula es, sin duda, la iglesia de San Juan Bautista. Frente a la fealdad circundante, la fachada de esta iglesia es probablemente de las más bellas de todo México. Las arquivoltas de la portada pintadas de verde, con motivos vegetales y geométricos tienen gran encanto. Mientras que en la parte alta, la fachada culmina en una elegante espadaña con tres campanas.
En su interior, en el que está absolutamente prohibido tomar fotos o videos, puede contemplarse como esta comunidad tzotzil ha mezclado la influencia cristiana con sus rituales y creencias prehispánicas.
Zicatitlán
A apenas 7 kilómetros se asienta Zinacantán otro pueblo tzotzil, que sin embargo transmite la sensación de estar más cuidado, menos caótico que Chamula. Además aquí los habitantes no parecen tan desconfiados con los visitantes.
En el centro del pueblo se levanta la iglesia de San Lorenzo, pintada de blanco pulcro y de una encantadora sencillez. El conjunto posee gran encanto ya que conserva el muro del recinto, un quiosco de dos pisos y una ermita lateral y algunos árboles majestuosos además de la iglesia.
Zinacantán es famoso por las esplendidas telas que se tejen en el pueblo. Y es la razón por la que muchos viajeros se acercan hasta aquí. En San Cristobal y otros lugares turísticos de Chiapas como Palenque no es complicado encontrar en las tiendas prendas de vestir y telas, pero la mayoría de ellas han sido tejidas a máquina.
Sin embargo, en Zinacantán abundan los talleres textiles, habitualmente familiares, donde se tejen a mano hermosas prendas.
Los telares se sitúan normalmente en el interior de las casas o en todo caso en los patios de esas viviendas privadas. Donde pueden llegar a trabajar hasta tres o cuatro generaciones de la misma familia.